A veces nos tropezamos con detalles insignificantes que nos traen a nuestra memoria recuerdos de nuestra niñez. Son esas cosas que aunque sin importancia a simple vista, despiertan en nosotros ese sentimiento de la infancia; un juguete guardado, el olor a goma de borrar, una canción o una foto de nuestros familiares con peinados de los setenta.

Hasta tal grado de sentimentalismo llegan en nosotros estos recuerdos que han marcado el triunfo de determinados blog y libros. De hecho Javier Ikaz y Jorge Díaz gestionan uno de estas triundadoras páginas que aqui os enlazo para que le deis un vistazo, http://www.yofuialaegb.com

Esto me hace pensar que mi hijo de dos años también añorará estos recuerdos el día de mañana y es por ello que no me gustaría desprenderme de algunas de estas cosas que al fin y al cabo serán también parte de su historia. Tendremos que hacer hueco en el desvan.

El mejor barco del mundo

Avion

Erizo de pipas