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A la memoria de un torero. Francisco Piñero Gavira.
Se le designó y se le anunció siempre con el segundo apellido, ostentando el Gavira como apodo. El Gavira que ahora recordamos nació en Carmona (Sevilla) el 17 de noviembre de 1873; el 30 de agosto de 1891 se presentó en Madrid como novillero; toreó mucho en los años siguientes, y el 7 de septiembre de 1895 tomó la alternativa en Murcia de manos de Lagartija, con Mazzantini de testigo y toros de Palha.
Pero al comenzar la temporada de 1896 volvió a ser novillero, y en esta segunda etapa estuvo reputado como el primero de los de su categoría, hasta tal punto, que muchos le auguraban grandes triunfos en cuanto tomase otra vez la alternativa. Pero su carácter, de condición nada pacífica, le ocasiono la muerte a los veinticuatro años, debido a que en la madrugada del 21 de enero de 1898 cayó en la madrileña calle del Príncipe, víctima de un tiro disparado por un agente de Policía. Fue un suceso que apasionó mucho a la gente –sobre todo a los aficionados– y se dijo que entre víctima y agresor existían resentimientos personales.