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Pablo llego con el verano
Pablo llego el pasado 21 de Junio, coincidiendo con el verano, en el día con más horas de luz del año. Un conjunto de circunstancias se alinearon; la primera luna llena de esta nueva estación, el solsticio de verano e incluso la esperada fecha de parto. Pero todas ellas no fueron suficientes para que Pablo se decidiera a salir y al final nos hizo falta un pequeño empujón. Así que tuvo que ser cesárea.
Aunque se hizo de tardar, Pablo por fin se asomó a este mundo para quedarse. Se parece a su madre y espero que también herede de esta su nobleza y buenas maneras. Es tan pequeño y tiene tantas cosas por vivir. Me da miedo que una criatura tan frágil se tenga que enfrentar al mundo en el que vivimos. Será el sentido de protección que tenemos los padres con los hijos, o que me estoy haciendo mayor.
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La espera me desespera
Parece que fue ayer cuando nos dieron la noticia de que Sara estaba embarazada y ahora solo faltan unos días para tenerte entre nosotros. Aún con muchos miedos pero ansiosos estamos ultimando los detalles para que nuestra casa sea el nido más confortable para nuestro Pablo.
Ni que decir tiene que la experiencia de Ignacio nos ha servido de mucho y ha sido clave a la hora de ahorrar gastos. Pues como todos los segundos hijos, este heredara cuna, carro, bañera y un sin fin de cacharrería que gira en el merchandising de los bebes.
Ahora solo queda esperar a que Pablo se decida a visitarnos para quedarse en este mundo que pese a su crudeza no deja de ser maravilloso en todos sus sentidos. Tan solo esperar que su llegada sea breve pero gratificante, al fin y al cabo no todos los días se engendra una vida.